De resina y color… ¡dinamitas sobre el lienzo!
Suelen los niños jugar con colores y crear formas fusiformes, oníricas y reales si son vistas a través del catalejo del infante. La libertad del color nos acompaña durante toda la vida, aunque claro está… no todos llegamos a dominar el pincel o el lápiz, porque no todos llevamos un pintor dentro. José Ignacio Sánchez Rius (Josignacio) es un artista de la plástica nacido en Cuba que no solo ha iluminado su vida y las de otras personas con sus creaciones; sino también tiene un lugar en la historiografía del arte universal.
Nacido el 24 de Octubre de 1963 en La Habana, Cuba, Josignacio es un artista de formación autodidacta y un hijo pródigo que un día partió de su Ítaca dejando ya una carrera del otro lado del muro del malecón y un velo de silencio sobre su persona y su obra. Velo de silencio que luego de más de treinta años aun le persigue en su país de origen, pero no a nivel mundial.
En 1984 Josignacio (casi por azahar) crea un nuevo ismo el “Plastic Paint Medium”, técnica patentizada como suya y que consiste en el uso de resinas epóxicas como aglutinante, mezclada con pigmentos; de esta manera la obra final obtiene un acabado totalmente plástico con una brillantez, endurecimiento y efectos tridimensionales reales. Dependiendo de la humedad, la cantidad de pigmentos que se utilicen y la temperatura, el tiempo de secado de esta técnica puede ser de aproximadamente seis horas.
El espacio pictórico en la obra de Josignacio refleja la angustia y los conflictos sociales y existenciales a los que el artista se ha enfrentado a lo largo de toda su vida y carrera. Su obra abstracta es una catedral de símbolos psíquicos, emociones y gestualidad. Su cuerpo de creación se divide en series, tres de las cuales se han mantenido como una constante desde sus comienzos como son la serie de los collages, los payasos y fundamentalmente la abstracta/neofigurativa, siendo esta la más conocida a través de sus legendarias guitarras de gran formato. La pasión que se ve observa en su pincelada y los rasgos imprecisos lo acercan a la “action painting”.
No se puede hablar de este creador sin nombrar al pintor y profesor Orlando Yanes quien durante casi dos años a decir del propio Josignacio fue más que un maestro y cito textualmente sus palabras: “Fue más que eso, fue el que me enseño a dibujar de forma académica, me enseñó a usar el pastel, el acrílico, y todas las técnicas de agua, me perfeccionó el óleo, me enseñó historia del arte y eso duró aproximadamente dos años, en los cuales retratamos a lápiz a decenas de jóvenes modelos, me hizo reproducirle a los renacentistas, impresionistas y expresionistas, al mismo tiempo que me hablaba y ponía música de Paris, me enseñó a soñar y a sentirme bien de ser autodidacta, el despertó ese gran motor que yo tenía dentro y no conocía. Y todo eso sucedía al mismo tiempo que perfeccionaba mi resina”.
En el 2015 José Ignacio Sánchez Rius (Josignacio) ocupó el lugar 116 en la lista de los Top 500 Artistas Contemporáneos del mundo de Artprice, donde solo aparecieron dos cubanos vivos, el otro fue Tomás Sánchez. En el reporte de los Top 1000 Artistas más caros vendidos en subastas en el periodo del 2000 al 2020, Josignacio aparece en el lugar 294 totalizando más de ocho millones de dólares en ventas desde el 2014 y con un precio máximo adquirido por una obra vendida en 2,940,000 (una de sus guitarras); resultado que lo posiciona como el artista Latinoamericano vivo más caro vendido en subastas, la marca de tres millones en subastas hasta ese entonces era un campo dominado solamente por artistas del primer mundo. Es bueno destacar que en dicho reporte aparecen también otros artistas cubanos como Tomás Sánchez, el cual le sigue con un precio máximo adquirido por una obra vendida en 653,000, Los Carpinteros con 456,500, Roberto Fabelo con 312,500 y José Bedia con 61,200 respectivamente.
Entre sus premios más importantes se encuentran: en 1996 The Best in Show en el más antiguo y prestigioso certamen estadounidense, el Hortt 38, siendo esta también la primera vez en su historia que un cubano obtenía dicho galardón.
En 1989 este artista es invitado a exponer en la Galería del Auditorio Nacional de Ciudad México, desde donde emigra a los Estados Unidos, país en el que reside desde entonces.
En el 2015, al igual que Odiseo regresa Josignacio a su Isla, luego de más de 25 años de ausencia. De esta manera Ítaca recibía a uno de los hijos pródigos de la Generación del 80, esta vez invitado mediante un programa especial del Ministerio de Cultura. Tras la larga ausencia de la escena artística cubana se le autoriza a exhibir su obra. Del 2016 al 2017 realiza casi una docena de eventos relacionados con su arte; entre los que se encuentran un Homenaje a Martí, como parte de las celebraciones por el 116 Aniversario de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, la muestra fue exhibida en la galería “El Reino de este Mundo” de dicha institución y una expo de apoyo al grupo LGBT cubano organizado por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en el Teatro Karl Marx.
La grandeza de este creador no solo está en sus lienzos y en su inconfundible técnica y estilo sino también en su lado humanista. Con el objetivo de recaudar fondos para fundaciones caritativas que ayudan a niños deshabilitados ha donado Josignacio obras suyas. En varias ocasiones la venta de estas obras ha sobrepasado el millón de dólares.
Al igual que todos José Ignacio Sánchez Rius (Josignacio) espera con ansias que la pandemia sea controlada para regresar a su patria. No sabe cuáles puertas se abrirán para mostrar su obra, solo sabe que se lo debe a su pueblo, a sus amigos y hasta los decidores que han intentado silenciar sus dinamitas de resina y color, sobre el lienzo.
*Yuray Tolentino Hevia, poetessa