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“¿Dónde está Dios? 40 poetas responden”: nel libro di Antonio Barnés pubblicata una poesia di Elisabetta Bagli

Desde siempre el hombre se pregunta cómo es Dios, dónde está y quién es. Esta misma pregunta fue planteada por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Barnés a cuarenta poetas contemporáneos que escriben en lengua española, desde los más conocidos como Antonio Machado, Federico García Lorca o Gerardo Diego hasta aquellos que escriben hoy en día, en pleno siglo XXI. La recopilación de estos poemas dio vida a un libro que lleva por título “¿Dónde está Dios? 40 poetas responden” publicado por Ideas y Libros.

“Los poetas hablan desde el alma y con metáforas, que no significa dando rodeos, sino todo lo contrario: poetizar es un camino para superar las limitaciones de la lengua” ésto es lo que nos explica el profesor creador y coordinador de la antología.

Antonio Barnés Vázquez, sevillano y doctor en Filología por la Universidad de Granada, es profesor de literatura española en la Universidad Complutense. Su libro Yo he leído en Virgilio. La tradición clásica en El Quijote (Editorial Academia del Hispanismo) obtuvo el III Premio Internacional de Investigación Científica y Crítica «Miguel de Cervantes». Ha publicado el ensayo Elogio del libro de papel (Rialp); una edición del diálogo Sobre la felicidad de Séneca (Escolar y Mayo); Visita guiada por la literatura española (Dykinson); Los amores del Quijote (Teconté) o Carta a estudiantes sobre libros (Trajano), y medio centenar de estudios filológicos. Ha dirigido las cuatro convocatorias del certamen literario hispano-árabe «Paso del Estrecho» y coordina el proyecto “Dios en la Literatura Contemporánea”, que celebra en Madrid un congreso internacional de carácter anual. Como poeta, su penúltimo libro es el poemario El corazón de la libélula.

He aquí la poeta Elisabetta Bagli que participa en el proyecto con el poema incluido en la antología y la reseña al mismo del Prof. Barnés Vazquez.

“Detrás de las montañas”

¿Qué se esconde

detrás de la montaña?

Empecé a subirla

con mis brazos entre los tuyos,

cuando todavía no sabía

que nuestros ojos

llorarían y se regocijarían juntos,

que nuestras manos

se apoyarían

y se pegarían

para sostenerse de nuevo

antes de ver el sol en el horizonte

y sentir la noche

penetrar eternamente

en tus miembros de padre.

Has caminado a mi lado,

revelándome los secretos

de las flores y de las estrellas,

de los árboles y de los ríos,

abriendo al mundo entero

la ventana de mis días.

Me enseñaste

a vivir y a amar,

para aceptar mis defectos,

para entender que sola

puedo llegar hasta la cumbre

para averiguar lo que me espera

ahí mismo, detrás de la montaña.

Reseña al poema de Elisabetta Bagli a cargo del Prof. Antonio Barnés Vázquez

Montaña, sol, horizonte, noche, flores, estrellas, árboles, ríos, cumbre… es el escenario del poema de Elisabetta Bagli. Parece que la segunda naturaleza obrada por el hombre, nuestras urbes de asfalto, se superponen a la relación entre Creador y criatura. Vemos cómo los poetas se refugian en una naturaleza virgen, no manipulada por el hombre, para su búsqueda y encuentro con Dios. La Biblia sitúa en un jardín el espacio escogido por Dios para la creación del hombre. Y la expulsión de ese jardín simboliza la nostalgia siempre presente del paraíso perdido; paraíso que a menudo se busca en los espacios naturales.

En el poema de Bagli Dios la acompaña en su ascenso, en ese camino que terminará detrás de la montaña, como paraíso encontrado. Las primeras referencias al acompañante parecen dirigidas al amado: con mis brazos entre los tuyos, / cuando todavía no sabía / que nuestros ojos / llorarían y se regocijarían juntos, / que nuestras manos / se apoyarían / y se pegarían / para sostenerse de nuevo. Pero es padre quien está con ella, un padre al que se trata con enorme intimidad. Sentir la noche / penetrar eternamente / en tus miembros de padre evoca la estrecha presencia de Dios dentro de su creación. Y así se explicita en la estrofa siguiente donde el padre revela, –quita el velo–, de los secretos de las flores y de las estrellas, / de los árboles y de los ríos. Concluye el poema con un salto vital hacia el alma de la propia poeta, que ha aprendido a vivir y a amar de su acompañante.

Sucesivamente podemos apreciar un poema del Prof. Barnés incluido en su penúltimo libro “El corazón de la libélula”

No llega tu ángel, Ifigenia

que descubra tus bellos ojos

cubiertos por la venda

que desate tus manos delicadas

y libere tus pies de las argollas

para que bailen sobre los talones.

No llega tu ángel, Ifigenia

que frene el puñal sobre

tu pecho

que busque un cabrito

para el sacrificio.

Ifigenia, no llega tu ángel

¿me dejas serlo?

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